lunes, diciembre 27, 2010

REFLEXIÓN AL FINAL DEL AÑO

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 27 Diciembre 2010

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Durante esta última semana, comienza el proceso de evaluación y síntesis de actividades y hechos o acontecimientos destacados.

Este 2010 será recordado como el año del gran terremoto, la reconstrucción y el volver a comenzar, a enfrentar la adversidad a pesar de la tragedia.

La inmensa rueda de la existencia no se detiene, niños y jóvenes reciben certificados y títulos académicos de diversa índole, cada balneario y centro vacacional propone su oferta de temporada, festivales y fiestas resuenan por todas partes, es tiempo de cosecha, de época estival y trabajo de temporada.

Despedimos un año complejo, de crisis, problemas y dificultades, pero siempre debemos reiniciar la marcha, emprender nuevos desafíos, retomar el rumbo, fortalecernos en el rigor.

Amigos y amigas, siempre es posible volver a empezar, construir sobre los cimientos después del derrumbe, educar a los hijos en valores y buenas costumbres, defender al desvalido, practicar la justicia y trabajar para vivenciar la equidad social y el respeto al más desvalido en el amparo de la moral y la ética validada por la sociedad.

Los poetas cantamos al amor, sentimiento profundo y de firme convicción en el espíritu del ser humano, amar es más que un beso o una caricia, es estar con el otro cuando nos requiera dedicando fortaleza y templanza para reconstruir una mejor sociedad.

Una sonrisa, el saludo o una palabra de aliento pueden mejorar al enfermo, dar saciedad al hambriento, agua al que tiene sed, consuelo al afligido, confianza al que parece derrotado.

No descansaré en mi empeño, aunque parezca reiterativo, estoy seguro que podremos, algún día, abrazarnos como hermanos hijos de una misma tierra, peregrinos de paso, hombres y mujeres de bien en búsqueda de consuelo, paz y armonía.

Aquella noche del 31 de diciembre del 2010 debemos estar atentos, pongamos sobre la balanza aciertos y errores, compromisos cumplidos o equivocaciones, tareas bien ejecutadas o negligencia. Entonces, cuando miremos una estrella distante y lejana, podremos concluir que allá en el inmenso universo habita alguien junto a los ángeles, una fuerza y energía que equilibra cada detalle por minúsculo que este sea, allí la vida vuelve a florecer.

Quisiera desear un muy feliz año 2011, pleno de éxito y buena ventura, que planes y proyectos se logren concretar y en definitiva podamos ser un poco más felices. Que junto al brindis, los juegos artificiales y la música concentremos la atención en aquellos miles y miles de hombres y mujeres, niños y jóvenes y adultos mayores que no disponen de una familia o bienes materiales para subsistir. Seamos solidarios y caritativos, respetuosos y prudentes, compartamos en la mesa servida el pan y el vino con aquel que nada tiene, visitemos al enfermo, al encarcelado, al triste y al que ve frustrado su futuro, así, reuniremos buenas obras que nos aguardarán un magnífico premio.

Con afecto y cariño para todos y cada uno de mis amables lectores, Dios mediante, continuaré esta labor el próximo año 2011.

Marcelo Sepúlveda Oses

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