lunes, marzo 23, 2009


EL ARTE DE AMAR

Enviado por Alejandra Gallero Urizar el 23 Mar 2009
El autor del célebre libro “El arte de amar”, Erich Fromm, nació el 23 de marzo del 1900. Psicoanalista y pensador alemán, cobró fama al aplicar la teoría psicoanalítica a los problemas sociales y culturales. Descendiente de una familia judía, fue impactado violentamente cuando a la edad de 14 años estalla la I Guerra Mundial. La forma en que se muestra la naturaleza de la conducta humana lo induce a estudiar la personalidad del hombre y las influencias socio políticas que lo mueven a actuar en forma tan irracional como destructiva.
Sus planteamientos acerca del amor en “El arte de amar”, están más vigentes que nunca. Vivimos una época de crisis económica, pero conjuntamente con ello la verdadera forma de amar está paulatinamente siendo olvidada o reemplazada por formas de pseudo amor que mantiene al hombre en permanente sensación de soledad.
Cuando Fromm habla de amor se refiere a un amor maduro, donde "se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos". El amor infantil sigue el principio “Amo porque me aman”. El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito”. El maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”, así como “Te necesito porque te amo”
Hay que entender la capacidad de amar como acto de dar, sin pensar en el sentido mercantilista donde dar implica recibir. Al final, dar significa recibir, porque cuando se da con sinceridad no se deja de recibir, o como bien dice Fromm "el amor es un poder que produce amor". Pero el amor no sólo es dar, también implica cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento, todos conformando una interdependencia mutua. No amamos aquello que no cuidamos. La persona que ama, responde. El respeto sólo existe sobre la base de la libertad. Pero el cuidado, la responsabilidad o el respeto no son posibles sin conocer a la persona. Como indica Fromm, "el conocimiento sería vacío si no lo motivara la preocupación". Sólo el amor hace posible el conocimiento, en el acto de amar me encuentro a mí mismo. Otra frase curiosa que escribe Fromm es que "la consecuencia última de la psicología es el amor". El amar a una persona implica amar a todas las personas, amar al mundo, amar la vida.
En pleno siglo XXI asistimos a la triste realidad de la "desintegración del amor". La estructura social, regida por el capitalismo, en un principio de supuesta libertad política y de mercado, necesita mano de obra disciplinada y eficiente, al mismo tiempo que consumidores impulsivos y poco críticos, personas que se sientan libres e independientes que encajen sin dificultades en el engranaje social. Esto ha producido en el hombre la enajenación de sí mismo y de lo que le rodea, en una situación de angustia e inseguridad que hace imposible superar una soledad ante la que la sociedad ofrece muchos paliativos: rutinización del trabajo, el consumo, el ocio prefabricado. Parece que la felicidad pasa por divertirse, y esto implica consumir. Los autómatas no pueden amar, el amor llega a equiparse con los requisitos mercantilistas que rigen la sociedad, en unas relaciones que suelen ser artificiales. Se ha mantenido el error de pensar que el éxito del amor tan sólo radica en la satisfacción recíproca en el aspecto sexual, cuando en realidad el problema es el amor: está demostrado que los problemas sexuales más frecuentes no tienen su causa en el desconocimiento de la técnica adecuada sino en las inhibiciones que impiden amar.
Si nos detuviésemos por un instante a meditar sobre nuestras idas, el sinsentido del éxito y la riqueza, el correr detrás del ídolo dorado sin reparar en nuestros hermanos, en los que nos rodean porque nos ciega el individualismo a que nos ha llevado el sistema, veríamos que sin amor todo es absurdo. El pseudo amor con el que nos justificamos carece de la generosidad como para hacerlo extensivo a la humanidad. Si dedicásemos nuestros esfuerzos a cultivar el amor, protegerlo y mantenerlo porque esa es nuestra voluntad, la pesadilla que es la vida actual desaparecería tragada por un sentimiento que nos devuelve la humanidad que todos llevamos dentro. Podríamos sonreír al mundo, sin miedo, ni pudor.
Basado en un estudio realizado por:
Paco Cid Jiménez

Alejandra Gallero U.
parralina@yahoo.com

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