lunes, mayo 15, 2017

MAÑANA ES UN BUEN DÍA PARA COMENZAR

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 15 mayo 2017
fotomarcelo

Todo a nuestro alrededor gira en ritmo fijo, los planetas navegan en órbitas definida por la galaxia, el sol alumbra al planeta tierra para regar vida en cualquier lugar de la aldea global, el agua viene a mitigar la sed y el hombre interviene cada rincón del mundo. Nos debemos a un plan   superior que coordina todo nuestro quehacer, después del verano, llega el otoño, después del amor, aparece el odio, las hojas caen como estrellas fugaces en el cielo, la lluvia riega, en gotitas juguetonas, el rostro de la siembra y el aire descansa para vibrar en el sonido.

Este intrincado sistema vital, que gobierna al mundo conocido, se rige por variables continuas y constantes, aquellas que no podemos intervenir, sólo asumir su presencia absoluta, entonces, desandar el sendero ya transitado para ofrecer quietud y calma ante las zozobras, enfrentar los desafíos que se exponen ante nuestro tránsito por la vida, se constituyen en una obligación
Si queremos dejar a las nuevas generaciones un planeta habitable, la labor es inmediata y en compromiso sublime, de nosotros dependen el calentamiento global, mitigar el efecto invernadero, no contaminar la tierra, el agua y el aire, defender a las especies en peligro de extinción, impedir el hambre, la guerra, delincuencia y otros tantos flagelos que afectan a la sociedad contemporánea. Por tal, el nosotros, asumiendo nuestra condición de comunidad interdependiente y gregaria, debe ser un acuerdo global para que la humanidad sobreviva ante los males que nos asechan.

Es otoño al sur del mundo conocido, la lluvia viene a regar el campo para que el pasto fresco alimente al ganado, el agua comienza a despuntar en los ríos y canales, el sol se esconde,a veces, entre las nubes, pero nunca nos abandona a nuestra suerte, siempre regala energía para disfrutar de la existencia en todo espacio habitable en la tierra.

Hoy, es un buen día para empezar a cambiar el mundo, modificar la palabra hiriente y agresiva por un verso cálido, aceptar las diferencias para generar un acuerdo global y planetario, ofrecer caridad y solidaridad con quien sufre el abandono y la necesidad, proteger la naturaleza, establecer el diálogo para alcanzar acuerdo, alzar la paz por sobre la violencia, dar ocasión de sueño en un planeta exclusivo, pues vendrán tiempos mejores al alero de la concordia y armonía.

Pero, cuanto más sumo días en el calendario, me asusta el porvenir, las rosas florecen inmaculadas, pero al pasar el tiempo se secan y vuelven a ser tierra, el ser humano crece y desarrolla para, también, alcanzar la muerte inevitable e inoportuna. Mañana, desconocemos el destino propuesto que, además, depende de el actuar presente y cotidiano en un sistema intrincado de variables que no podemos manipular y que están determinadas por fuerzas ajenas a nuestra manipulación.

Cuánto quisiera visualizar el futuro, cuánto quisiera profetizar el destino de nuestra humanidad, pero somos limitados, débiles e inconclusos, un porción de ser en constante evolución, coartados por una existencia perecedera, aunque la ciencia actual nos anuncia colapso de no mediar un compromiso serio y concreto de atender los requerimientos que nos propone el mundo moderno.

Es probable que la humanidad sobreviva sobre este planeta, es probable que la vida encuentre senderos plácidos de encuentro y bienestar, aunque se avisora destrucción y hecatombe. Por tal, desafiamos a las autoridades y aquellos dueños del poder económico a trabajar por el resguardo y protección de nuestro medio social, cultural, ambiental y político del próximo tiempo para que el hombre común disfrute de los beneficios de un sociedad en comunión y encuentro.

Cada acción cotidiana puede ayudar a proteger la existencia sobre la tierra, pero las decisiones macro-estructurales del mundo dependen de las decisiones políticas y económicas de aquellos que reúnen el poder en sus manos.

Atiendo a mi cordillera desde mi ventana, cuando pequeños copos de nieve alumbran su imponente envergadura, veo la siembra que dará fruto en primavera, escucho a los niños jugar en la calle, comparto el trabajo diario de quien, cada mañana enfrenta la labor del trabajo, descubro el brillo en los ojos de la mujer que es madre por primera vez, escucho la radio y duermo tranquilo escoltado por el sereno y la luna infantil y entonces, creo que tenemos un nueva oportunidad, que es posible un estado de armoniosa paz donde todos y cada quien tienen una opción vital de existencia amparada en la sociedad del amor y la armonía.


Mañana es un buen día para comenzar, mañana no nos pertenece, pero anhelamos concordia y santa fe, mañana la vida triunfará por sobre la muerte y la vida nos conduce, alegremente, a un paraíso dado en gracia.

Marcelo Sepúlveda Oses

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