viernes, agosto 26, 2011

EL ARGUMENTO EN LA DISCUSIÓN HUMANA

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 22 Agosto 2011
muevomono

A propósito de los acontecimientos cotidianos en el día a día de nuestro país y el mundo, no nos podemos distraer de la forma, el sentido y el contenido de la discusión y creo que se posiciona como un elemento importante al momento de discutir: La argumentación.

Siempre apelamos al diálogo, al encuentro entre personas que se pueden poner de acuerdo, para lo cual, necesitamos respetar, entender y comprender las opiniones de los otros, exponer nuestras ideas, conceptos y puntos de vista claramente, como así también, escuchar aquello que nuestro interlocutor nos desea decir.

En el proceso comunicativo actúan numerosos factores que inciden y promueven la eficacia y calidad de cada propuesta. Como, a propósito del movimiento social por la educación aún no se concluye un feliz término y como los actores participantes no resuelven esta situación de crisis, creo apropiado referirme a la argumentación como acto de habla y estrategia de buena comunicación.

Defender una posición personal o grupal (social en este caso) requiere de experticia, habilidad, respeto, honestidad y buenas intenciones. Primeramente, presentar cada propuesta con claridad, dominio cabal del tema en exposición respondiendo a una orgánica estructurada. Destacar virtudes, fortalezas y dominios positivos en esta acción comunicativa inicial. Luego, habiendo tratado de agotar el objeto de estudio, permitir el turno de habla al que fuera nuestro receptor y quien ahora se convierte en el expositor o emisor de un nuevo mensaje.

A continuación, aparece la contra propuesta, que no es menos que responder a la presentación del receptor y destacar o reforzar aquellos elementos señalados en la primera participación correspondiente. En el afán del éxito de tal ejercicio, debemos oír con especial atención al otro, decodificar su discurso y organizar un nuevo argumento para enriquecer lo ya expuesto. Siempre tender a facilitar el diálogo entendiéndolo como la búsqueda incansable del acuerdo final.

En relación a lo expuesto, me preocupa que a menudo, quienes representan a grupos sociales, autoridades y el ciudadano común, en el empeño de imponer sus argumentos, pasen del diálogo y el encuentro a la descalificación, la ofensa e incluso, en ocasiones, al improperio y las malas palabras.

En Chile del siglo XXI podemos y debemos respetarnos, validar el ejercicio democrático en la búsqueda de caminos y senderos de comunión: Aquello que nos vincula, nos reúne y conforta para mitigar el efecto de la discrepancia, las cuales, además, son perfectamente válidas, pues cada quien tiene derecho a expresar su personal puntos de vista.

Ojalá, antes de descalificar, agredir, ofender o usar medios violentos o represivos, propongamos argumentos que sustenten cada opinión o propuesta sabiendo que de por medio siempre está el bien mayor que es la convivencia social, una sociedad más justa y equitativa donde amparemos el reino de los acuerdos, el respeto y la libertad.

Añoro una pronta resolución adecuada de los grandes temas vigentes en la sociedad moderna. La crisis de la educación en Chile, la reconstrucción después del terremoto, el trato agresivo e inconsciente hacia el medio ambiente, la hambruna en el llamado Cuerno de África y tantos otros. Si utilizamos correctamente la argumentación, quizá sea posible avanzar con premura y que los pobres no continúen esperando.

Las sociedades, en el mundo, requieren cambios trascendentales y cada uno de nosotros puede ser un aporte importante.

Marcelo Sepúlveda Oses

No hay comentarios.: