viernes, mayo 13, 2011

VIOLENCIA EN LA SOCIEDAD ACTUAL

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 11 Mayo 2011
muevomono

Tanta y tanta violencia me asombra, altera el sentido de quietud y tranquilidad que la mayoría de los hombres y mujeres de buena voluntad quisiéramos vivir.

En los medios de comunicación de masas, abundan hechos sangrientos de atentado contra la vida humana y cualquier otra forma de existencia ya sea animal, vegetal o mineral. Estoy cierto, que en toda época y cualquier tiempo, estos hechos han ocurrido, que el hombre es el mayor depredador conocido, que la sociedad en conjunto valida ciertos actos de violencia amparándose en el anonimato, normas y reglas ambiguas, poder, bajo todas sus manifestaciones y un sinfín de justificaciones, muchas veces desconocidas, poco transparentes o equivocadas bajo el amparo de la sensatez. Pero quién propone límites, cuál o cuáles son las fronteras de lo legítimo y correcto. Es una discusión abierta y la que requiere nuestra mayor atención.

Entonces, cuestionémonos: ¿Podremos, los seres humanos, disponer de la vida de otro, de aquel miembro de la misma especie, depositario de los mismos derechos y deberes? ¿Cómo frenar el atentado, casi permanente, contra la imagen pública del vecino? ¿Quién regula aquella sobre exposición-mediática de jóvenes, que en múltiples ocasiones, se transforman en ícono y referentes equivocados (moral y éticamente) para otros jóvenes? De tal modo, es natural, el cuestionamiento constante y permanente.

Nuestros referentes públicos, como por ejemplo: Los dibujos animados que visualizan los niños en la televisión, promueven e incitan conductas agresivas, violentas, de imágenes bruscas y acciones temerarias, de uso de armas, vocabulario grosero, soez o vulgar. Si nuestros niños dedican muchas horas del día a la observación de programas de televisión violentos, seguramente, fomentaremos éstas u otras conductas repetidas.

Desearíamos un mundo mejor, una sociedad menos agresiva, pero los acontecimientos cotidianos señalan otro rumbo, una realidad dramática que nos preocupa y asusta.

Por regla casi general, las sociedades avanzan, crecen, se desarrollan y luego decaen, de igual modo a lo que ocurre con la especie humana: Nace, crece, se desarrolla, reproduce y muere.

Mis cuestionamientos son contradictorios y quizá, represento a otros que pudiesen pensar de igual modo: Observo alrededor y la técnica y la tecnología avanza de manera vertiginosa, los medios y útiles de comunicación se encuentran al alcance de la mano, la ciencia y el conocimiento acarrean grandes transformaciones masivas, podemos descubrir los rincones de la vía láctea donde habitamos, descomponemos la materia, viajamos cada vez más rápido, inspiramos sueños de ciencia ficción que en poco tiempo se convierten en realidad, escudriñamos el océano bajo el agua, conquistamos las montañas más altas, recorremos el ártico y la antártica, miramos cada territorio desde las alturas con redes satelitales sofisticadas, se manipula el cerebro humano o el corazón o cualquier órgano del cuerpo sin quitar la vida, pero algo falta…

Una intrincada estructura social nos expone frente a frente con los males ya descritos. Entonces, vuelve la contradicción, la pregunta y el cuestionamiento: ¿Qué le ocurre a esta humanidad que mata, ofende, agrede y destruye sin piedad...?

Algo habrá que hacer, tenemos tarea y obligación, compromiso con nosotros mismos y con los demás en un mundo que aún bien vale la pena disfrutar para vivir.

Marcelo Sepúlveda Oses

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