martes, mayo 03, 2011

EN OTOÑO: DÍA DE LAS MADRES

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 03 Mayo 2011
muevomono

El otoño y sus tonalidades diversas comienzan a invadir el paisaje, todo tiempo tiene su afán, cada época o periodo sus particularidades. Entonces, vivir implica ajustarse a múltiples eventos impredecibles. Es lógico planear el futuro, diseñar estrategias para resolver problemas supuestos, aunque no es imposible controlar las innumerables variables que inciden en la consecución de tal o cuál acontecimiento.

Bajo el amparo de tal propuesta, acertaremos en señalar que este otoño, como época del año, debiera comprender la caída de las hojas caducas, una temperatura media que facilita la siembra y la germinación, frío durante la mañana y cálido por la tarde. Nuestra experiencia va acumulando conocimientos, algunos metódicos y estructurados, otros, fruto del contacto directo con la realidad: Es otoño y por tanto deben ocurrir tales o cuales sucesos, pero, a veces, esto no es tan cierto.

Así también, durante la vida humana, es dable señalar etapas sucesivas marcadas por reglas generales: La niñez, adolescencia y juventud como períodos de aprendizaje y educación, adultez y ancianidad, desarrollo culmine de la existencia. Escribí, hace un tiempo: Después de vivir, abriremos un horizonte sin fin que desconocemos, pero se anuncia auspicioso. Vendrá la amiga muerte a golpear la puerta, frente a frente ella y yo nos daremos la mano y quizás hasta un abrazo, allí comienza otro sendero: El universo desconocido.

El próximo domingo saludaremos a las madres, aquellas mujeres que donaron de sí, vida en multiplicación. Daremos un beso y agradeceremos su entrega abnegada porque en su vientre se fraguó esta nueva existencia para continuar transitando las épocas que a cada uno le corresponde vivir. Madres del mundo: Feliz de tu aliento sublime, recuerdo después de la muerte, cariño vestido de chocolate o pan dulce, esperanza, descanso y corrección. Vendrá el otoño a saludarte y el invierno frío a coger tu mano, ya será tiempo de la despedida, más juntos estaremos por siempre.

Dejemos que las hojas bailen en el suelo, que los cirros del sur o el oeste despojen al sol de su brillo, que el grano de trigo germine, pues no podemos detener el paso constante del tiempo, ni guardar el pasado en una botella, ni anticipar el futuro cual profecía: Sé, muy ciertamente: Hoy es otoño en este lado del mundo.

Madre, en el otoño de la vida, más te amo, seguro estoy que viene el invierno y deberemos despedirnos, quizá por sólo un rato, quizá por mucho tiempo. Por eso redacto estas notas y sueño durmiendo, habrán más besos en mi vida, abrazos y emociones pero en tu regazo hubo entonces: Primavera y verano.

Amigos y amigas, siempre será adecuado reflexionar, atender al universo que nos cobija, mirar tras la ventana un horizonte tan pleno que nuestros ojos no alcanzan a ver. Todas las cosas van acumulando día tras día en el calendario, noche tras noche, sueños y sueño, así, escribimos la historia: Ni tan buenos, ni tan malos, habitantes pasajero de un planeta errante.

Un fraternal saludo a todas las madres, a cada mujer que cobija en su vientre a un nuevo ser, aquella generación de recambio que deberá conducir nuestra tierra hacia mejores horizontes, reparar cada equivocación, dar respuesta a millones de cuestionamientos actuales, elegir las mejores semillas y volver a sembrar. Gracias madre por el obsequio generoso de la vida.

Ojalá nadie olvide a su madre y siempre honre su memoria, después de todo o nada, somos un eslabón en la cadena, en esta cadena casi interminable, donde cada uno sustenta al otro que se anuncia con bríos en una nueva existencia.

Marcelo Sepúlveda Oses

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