miércoles, abril 13, 2011

CONSTRUIR UN PLANETA EN PAZ

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 13 Abril 2011
muevomono

La violencia es una constatación real y concreta, nos amenaza la guerra, el terrorismo, opresión, tortura, delincuencia, marginación, entre muchos otros males.

Diferentes personajes de nuestra historia reciente han señalado: La peor paz es mejor que la mejor guerra (Gloria Fuertes), la violencia nunca ha traído la paz, a no ser la de los cementerios (Phill Bosman), la paz es algo más que ausencia de guerra. La paz es trabajo, salario justo, libertad de expresión, protección jurídica para todos, fronteras abiertas (Warnke), la violencia no tiene sentido porque el viejo dicho de “ojo por ojo y diente por diente” termina dejándonos ciegos a todos (Luther King), no piensen que la valentía y la fuerza se prueban matando y destruyendo. La valentía está en trabajar por la paz. (Juan Pablo II). Podríamos señalar “ A buen entendedor pocas palabras”, pero en este caso, las personas, la especie y raza humana parecen no comprender. Ejecutamos un acertado diagnóstico del problema, “la violencia invade cada rincón del entramado social del planeta”, proyectamos soluciones posibles, enseñamos a nuestros niños sobre un mundo feliz en paz, escuchamos a los artistas y masificamos los textos de sus canciones, se reúnen las autoridades de todo tipo, locales, grandes jerarcas, los poderosos, pero la guerra continúa siendo un buen negocio.

Se repiten oraciones como “la violencia engendra violencia.” Persisten las torturas y los malos tratos, mientras los niños abandonados recorren las calles buscando alimento. Debiésemos reaccionar “la guerra es un mal intolerable.”

Cuando gritamos a nuestros hijos, les amenazamos con algún castigo físico estamos incubando violencia, agresión y discordia. Seamos agentes de paz, quizás en el núcleo de cada familia pudiéramos transformar la sociedad en que vivimos, erradicar la delincuencia, el tráfico de drogas, tomar venganza, asesinar al otro…

Las Unidades Educativas tienen tareas urgentes: Permitir a sus estudiantes practicar acciones de paz y armonía, valorar al otro como persona humana que merece respeto, independientemente, de los valores que practican, creencias, filiación política o religiosa.

Cada agresión verbal, física o de cualquier orden atenta contra los derechos fundamentales del individuo, a veces, al amparo de la injusticia, en nombre de valores negativos, dependiendo de intereses económicos, de poder, dominación y tantos más.

La guerra y el odio matan, pero más allá de los cuerpos y cadáveres que se acumulan en sepulcros sin lápida o fosas comunes, quien está al borde del colapso es una sociedad plagada de atentados contra nosotros mismos.

Esperaremos a la gloriosa y magistral armonía vestida de paz, a los niños y jóvenes jugando tranquilos en las poblaciones o barriadas, que el respeto sea una constante, la responsabilidad un tesoro.

Cuánto nos hace falta el encuentro con el otro en armonía, el entendimiento y la prudencia antes que el garabato y la ofensa, dar vida propia a los íconos modelos de virtud. Cuánto nos hace falta sumar uno más otro, extendiendo a todos los habitantes del planeta la invitación urgente a jugarse la vida por un mundo en paz.

Amigas y amigos, creo en la humanidad, en las virtudes sublimes que nos constituyen, en la educación como medio de aprendizaje y práctica de conductas, en los valores y la moral donde los conocimientos pasan a ser parte de habilidades y destrezas cada vez más complejas. La raíz de las verdades inmutables se resguardan en la experiencia de cada raza, de cada sociedad, de cada hombre y mujer que habita este planeta.

Todos juntos podemos decir fuerte: ¡No a la guerra! ¡No más violencia! ¡No más agresión! En nombre de los niños y desvalidos de todas partes que siempre son los que más sufren, los que más lloran al levantar la vista al cielo y ver el horizonte cubierto de bombas.

Marcelo Sepúlveda Oses

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