lunes, enero 03, 2011

EL HÁBITO DE LA LECTURA

Recibido de Marcelo Sepúlveda Oses el 03 Enero 2011

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Desde tiempos remotos, la humanidad ha resguardado, protegido y almacenado hechos, acontecimientos, normas, experiencias y la historia universal en el texto escrito. Allí, las nuevas generaciones se permiten aprender, comparar y estudiar cada documento y fuente de información en el afán de fortalecer su acervo cultural y el natural proceso evolutivo de cada ser.

En tiempo de vacaciones, naturalmente, podemos dedicar algunas horas para desarrollar y potenciar esta actividad fundamental. Si no disponemos de textos en formato papel en el hogar, es factible recurrir a las bibliotecas públicas en cualquier ciudad del país o al formato digital en múltiples páginas de Internet u otro medio que nos facilite la oportunidad de conocer nuevos textos y autores.

Primordialmente, niños y jóvenes, deben destinar horas del día a fortalecer el hábito de la lectura, descubrir el mundo fantástico en cuentos, leyendas o mitos, apreciar la intriga en conflictos de novelas u obras dramáticas, repasar la historia nacional o el avance y proyección social en la historia del mundo moderno. Así también, podemos recurrir al redescubrimiento del pasado de diversas sociedades, algunas de ellas, ya desaparecidas.

El hábito lector permite potenciar áreas cognitivas específicas en el cerebro humano, establecer conexiones neuronales de alta complejidad e informarnos sobre el acontecer del mundo moderno sobre la base del aprendizaje de cada experiencia acumulada en la memoria gráfica de la humanidad.

No quisiera parecer pedante o desubicado en el concierto de la sociedad contemporánea, sólo instar a elegir un texto y disfrutar de su contenido.

Una de las acciones básicas en el desarrollo del conocimiento, la ciencia y la resolución de problemas, es leer. Aunque, debemos hacer notar la salvedad de leer, pero comprender el texto en consulta, ser capaz de decodificar la cadena de letras unas tras otras e interpretar el sentido y significado que el autor del texto ha deseado proponer.

Una de las grandes falencias del sistema educativo se determina en la falta de comprensión del texto propuesto. Entender aquello que leemos para así, demostrar una experiencia de aprendizaje en el largo plazo.

En época estival junto a lagos, ríos o piscina invitemos al amigo libro para que nos acompañe, que nos obsequie su caudal de nuevas propuestas, que imaginemos, en la fantasía del mundo creado, lugares, personajes, ambientes e historias.

Chile país de poetas, de narradores, dramaturgos y ensayistas, cada uno en su peculiar modo o forma escritural propone mundos fantásticos en los cuales la mente humana debe completar el proceso básico de la comunicación, esto es: Escribir y leer.

De los clásicos cuentos de niños: Papelucho, El Principito, Blanca Nieves, La cenicienta, entre muchos otros. Poemas de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, los españoles Machado, Miguel Hernández o los grandes narradores: Gabriel García Márquez, Edgar Allan Poe, nuestra Isabel Allende, Premio Nacional de Literatura 2010, Vargas Llosa, actual Premio Nobel de Literatura, Carlos Fuentes, Bolaños y una interminable nómina de autores y textos clásicos o modernos. La historia universal inunda páginas y páginas que nos permiten reconocer el mundo actual sobre la base del pasado, toda sociedad evoluciona a partir de grandes hitos o pequeños aciertos cotidianos.

Amigos y amigas, regalémonos un buen libro y descubramos en él todos sus mágicos secretos, si los niños y jóvenes nos ven cercanos al texto escrito, ellos también desearán hurgar en sus escondrijos secretos, allí donde la palabra es conocimiento, cultura y sabiduría. Todo libro es un universo completo, una caja de Pandora, un sendero hacia el conocimiento donde el hombre terrestre ha dejado su huella e impronta particular.

Marcelo Sepúlveda Oses

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