lunes, septiembre 27, 2010

LA TOLERANCIA
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 27 Setiembre 2010
A menudo, en nuestras relaciones sociales, en el diálogo cotidiano, en el lenguaje familiar o en la comunicación formal manifestamos intolerancia, falta de comprensión y aceptación de las propuestas de los otros.
Ser intolerantes se valida como un modo común y trivial en la conversación general, en no escuchar argumentos, críticas y opiniones divergentes, en reconocer que mi interlocutor puede, perfectamente, pensar y actuar distinto a mi modo de analizar, descubrir y razonar el universo circundante, el aquí y ahora de mi existencia en convivencia con la comunidad o grupo de pares.

Tolerar significa aceptar diferencias, puntos de vista particulares, hipótesis y resultados innovadores, distintos y novedosos, permitir, a quienes nos rodean, la oportunidad de expresar ideas, axiomas y filosofías.

El ser humano critica, discrepa y se opone por una suerte de convicciones personales, pero, según su desarrollo intelectual o sicológico puede aprender a entender y comprender otras opiniones, a descubrir gradaciones y matices en cada discurso humano.

Todo ser humano es distinto al otro, cada quien postula una escala de valores diferente, una moral personal, aunque existen valores inmutables y válidos para toda una comunidad, debemos asumir múltiples opciones y alternativas de resolución para un mismo problema.

Al problematizar los hechos comunes en el continuo de la vida humana, cuando cada quien erige variables posibles de contractar con la realidad y valida nuevos conocimientos, éstos deben ser reconocidos por los miembros del grupo social, llegar a acuerdo tácitos o comunes.

En nuestra sociedad, hemos aprendido a desarrollar el pensamiento concreto y el pensamiento lógico, a diagnosticar propuestas de posible solución, a problematizar los acontecimientos reales o abstraer la mente para identificar nuevos conocimientos en el universo desconocido e inmenso.

Creo perentorio abandonar las premisas individuales, mediáticas o personalistas para dar lugar a compromisos colectivos, ideas generales y normas aceptadas por todos y cada uno de los miembros de una comunidad.

Ser tolerante significa ponerse en el lugar del otro, ser empático, comprensivo, asumir la posibilidad de mi error personal o cuestionar las proposiciones de los otros. Así, llegando a acuerdo, transando, posponiendo mis intereses personales, dando cabida a toda opinión, la cual podrá ser valedera o negada por otro argumento.

Aprendamos a ser tolerantes, a escuchar todas las opiniones antes de emitir un juicio, a trabajar por la comunión y acuerdo entre personas para lograr un diálogo ameno, fluido y eficaz. Si validamos la tolerancia como un valor imprescindible en la comunicación y relaciones humanas construiremos una sociedad que respete a cada uno de sus miembros y cada postulado que éste proponga. 


Marcelo Sepulveda Oses

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