lunes, agosto 23, 2010

UNA TRAGEDIA, UN MILAGRO
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 23 Agosto 2010
Emoción, alegría y esperanza durante el recién pasado domingo. Nadie quedó indiferente, chilenos y chilenas de todas partes, los de aquí y los de allá unidos ante una noticia impresionante: Los mineros atrapados en lo profundo de la mina dan señales de vida y anuncian “Bien, los 33 estamos en el refugio”
Esta historia aún no se resuelve, es necesario otro gran esfuerzo técnico y humano para mantenerlos con vida y poder rescatarlos, pero enterarse de que ninguno pereció, que han soportado un encierro tan dramático en condiciones extremas, que su habilidad innata y que el empeño por sobrevivir supera cualquier barrera impuesta al ser humano, conmueve.

Sabemos de las responsabilidades administrativas, laborales y de manejo en seguridad, del sufrimiento físico y sicológico al que han sido expuestos los mineros, sus familias y tantos y tantos trabajadores rescatistas durante 17 días. Una información dando la vuelta al mundo, en Chile del extremo sur, a 688 metros de profundidad, sorteando todas las dificultades posibles, un grupo de hombres anónimos asaltan la historia para inscribirse en los anales de las proezas.


Cuanto nos hace falta noticias esperanzadoras, anuncios positivos llega una buena nueva. Primero expectación, ansiedad y sobretodo esperanza. Tensa espera, los medios de comunicación en alerta, los cristianos aunando oraciones y ruegos, enviando nuestras mejores deseos de buena ventura. Explicaciones técnicas del procedimiento a seguir por etapas bajo una estricta planeación para comprobar efectivamente sobre los indicios de sobrevivencia. Más, aquellos hombres de faena, obreros rudos y expertos nos sorprenden, anuncian en medios rústicos, efectivos y eficientes: Aquí estamos, les esperábamos, ya era hora…
Como en todo argumento trágico, en la mejor novela o en las fábulas y epopeyas antiguas el amor es convidado, una muestra del apego y el sostén en una pareja. Aquella carta personal, plagada de infinitos sentimientos para decirle al ser amado “te quiero” desde lo más profundo del ser, que leemos literalmente: Desde las entrañas de la tierra.
Ojalá venga la previsión, el resguardo y la protección de los trabajadores en ésta y cualquier otra actividad económica, cumplir y hacer respetar la legislación vigente, proveer seguridad a todos quienes dedican su vida y exponen su existencia en cualquier trabajo. La vida humana está por sobretodo, más allá de cualquier ganancia económica, de cualquier beneficio personal. Ojalá nunca repitamos esta experiencia, no olvidemos tan aprisa. El recuerdo colectivo es volátil, la próxima telenovela o el reality de moda dirige, maniqueamente, la atención pública y protegemos en la memoria, sólo, una de tantas anécdotas, un accidente…
El primer paso está dado, resta mucho sendero por recorrer, humildemente, ruego a Dios, un final feliz en esta historia. De seguro, me emocionaré con los abrazos y los besos de parejas, hijos, madres o vecinos. Esta es la vida real, el mundo cotidiano en un año difícil, trágico, apesadumbrado para Chile donde casi siempre sufren los humildes, los más pequeños de los hijos del Padre. Después, vendrán las recriminaciones, responsabilidades de unos u otros, hoy, la felicidad transitas en calles y plazas, en el campo y la ciudad, en el corazón de los hijos de esta tierra.
Marcelo Sepulveda Oses

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