martes, julio 27, 2010

LA MÚSICA, UN ARTE SUBLIME
Enviado por Marcelo Sepulveda Oses el 26 Julio 2010
Desde tiempos remotos, la música acompaña al hombre, el primer instrumento que genera notas musicales es su voz, fundamentalmente en directa relación con los gritos humanos. Al poco andar en la vida comunitaria de la sociedad, la voz se hace acompañar por palmas e instrumentos rudimentarios de percusión.

Durante el desarrollo de las comunidades antiguas, la música se instala como medio de expresión: egipcios, chinos, romanos, entre otros, asignan importancia a la música y el uso de instrumentos (flautas, oboe, gong, etc.) Rápidamente, la interpretación musical alcanza a la vida cotidiana (bodas, fiestas, funerales…).

La música, por definición, es el arte de combinar los distintos sonidos. Lo más habitual es representar la música en siete sonidos que corresponden a las siete notas musicales: do, re, mi, fa, sol, la, si.

De tan común, hoy por hoy, disfrutamos de la música como acompañamiento de las tareas diarias. La radio masificó la música popular. Los elementos electrónicos de diverso tipo nos permiten transportar bases de datos con carpetas y archivos repletos de música. De preferencia los jóvenes, pero también adultos, adultos mayores y niños escuchamos permanente y frecuentemente composiciones musicales de grupos, solistas u orquestas modernas, clásicas y de todos los tiempos que entretienen, acompañan y divierten nuestra existencia, hacen más grata la vida.

A tal punto, es menester establecer una distinción entre obras musicales populares, mediáticas y comerciales de aquellas artísticas y clásicas del repertorio universal. La moda propone autores y melodías de fácil encuentro con el oyente, pero de corta duración temporal en el gusto masivo. La vigencia de un tema popular caduca pronto para ser olvidado por la memoria colectiva y formar parte de la papelera de los desechos.

Sin desear ser experto ni imponer un criterio único sobre el gusto musical, pues señala un antiguo adagio: “en gustos no hay nada escrito” creo conveniente seleccionar bajo el prisma de un análisis calificado aquello que en convención se señala como obra musical para distinguirla de aquella música fugaz y pasajera. La obra de arte trasciende en el tiempo, permanece reservada en la cultura humana como un verdadero tesoro. Además, al valorar el arte en la música debemos proponer criterio validados como son el ritmo, melodía y armonía, si éstos responden a los cánones aceptados por el conjunto de los especialistas en la materia y más aún es del gusto de los oyentes, estamos en presencia de una verdadera pieza de arte musical.

En estos días de vacaciones de invierno, aprovechemos el tiempo disponible para estimular a niños y jóvenes a escuchar “buena música” y así también potenciar la práctica en el uso de algún instrumento musical, será un recreo para los oídos y un placer en el espíritu.

Marcelo Sepulveda Oses

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