martes, abril 27, 2010

LAS VÍRGENES DEL PARAÍSO DE BÁRBARA WOOD
Comentario literario de Alejandra Gallero Urizar del 27 Abril de 2010

Género: Novela Ficción / Traducción: María Antonia Menini / Grupo Editorial Random House Mondadori S.L. / 1993.
Es en Egipto, entre los años 1945 y 1988, entre la dominación británica y el conflicto árabe-israelí, en donde Bárbara Wood sitúa a los personajes de esta novela. Varias generaciones de la familia Rashid van poblando las 545 páginas de este libro. Los personajes navegan entre los rígidos ritos y tradiciones islámicas, mientras el país vive convulsionado por los conflictos políticos.

El título del libro corresponde al nombre de la calle en que se ubica la casona de los Rashid. Por otra parte, alude a la mujer islámica cuya virginidad es tan importante que carece incluso de intimidad, ya que su desvirgamiento lo efectúa el esposo en presencia de la familia. El Cairo, ciudad en donde se concentra la trama, es llamada, en la novela “El Paraíso”.
La autora describe en detalle cada escena utilizando variados adjetivos calificativos. Escrita en tercera persona por un narrador omnisciente que relata jugando con el tiempo y el espacio. A medida que el relato avanza, aumentan los protagonistas, nacen hijos, nietos y bisnietos; aparecen nueras y yernos. Hay episodios dedicados a cada uno de ellos; cuando el lector está inmerso en las intrigas de ese personaje, cambia de episodio y de protagonista. Esto, por momentos, dificulta seguir la trama, no obstante que la presencia inquebrantable de Um Amira logra mantener el nexo a través de la obra. Hay elementos como amor, misterio, suspenso, traición y guerras que aportan riqueza al texto.
Debido a la propia experiencia de Bárbara Wood como ayudante de quirófano, al igual que en otras novelas, el tema médico esta presente.

La escritora ha viajado por todo el mundo adquiriendo vastos conocimientos de cada lugar y su cultura. En esta ocasión su mirada se concentra en el oriente, y logra traspasar al lector su propio aprendizaje a través de un estudio profundo tanto desde el punto de vista histórico, como de la idiosincrasia de su gente.
En el Islam a la mujer se le exige sometimiento por parte del esposo. No es casual que el término “Islam” signifique “sumisión”. El Honor y la Virginidad son valores intransables. La transgresión de ellos supone la expulsión de quien ha causado aquel daño a la familia y su nombre no puede ser pronunciado jamás. La mujer es quien comete actos que vulneran el honor de la familia. Por ello se les exige el uso de telas que las envuelven de la cabeza a los pies, no pueden salir sin la compañía de un pariente masculino y muchas otras restricciones. En 1980, cuando las mujeres habían logrado mayores derechos y gozaban incluso de estudios y profesiones, surgió con furia un movimiento conservadurista que exigía la vuelta a Alá y al Islam, con todas las implicaciones que ello conlleva para el sexo femenino. Estos valores y el costo de la deshonra son los que atraviesan cada página de este libro.
Al Ibrahím, el patriarca, a pesar de no estar presente materialmente pues ha fallecido varios años atrás, trasciende a su propia muerte, ya que su voz y su mirada sancionadora abruman a sus descendientes cual si fuese el propio Alá. Ha sido esposo de Amira y padre de Il Ibrahím, Nefissa y Fátima.
Il Ibrahím es quien vive atormentado por no haber sido capaz de engendrar hijos varones y así poder alcanzar el respeto y orgullo de su padre. Sus palabras de desprecio lo persiguen impidiendo desarrollar un juicio propio. Las decisiones no le pertenecen, ya que ha sido él quien le ha impuesto el estudio de la medicina para luego ejercer como médico personal del rey Faruk. Este último es un ser guiado por bajas pasiones, dedicado al lujo, el juego y las mujeres. Esta debilidad, en el caso de los personajes de origen islámico, podría explicarse, en parte, por la costumbre arraigada de que el padre no debe acariciar a su hijo, sino por el contrario, mostrarse duro con él, supuestamente para fortalecer su carácter. Sin embargo, en personajes masculinos de culturas tan distintas como la norteamericana, también aparece la falta de carácter, como es el caso de Greg Van Kerk, quien se casa con Jasmine para evitar que ésta sea enviada de vuelta a Egipto. Declan O’Connor, el médico y científico, escapa a estas características.
Llama la atención que la mayoría de los personajes masculinos creados por Bárbara Wood en este libro presenten falta de consistencia. Da la sensación de que, si no contaran con las leyes establecidas en el Corán, no tendrían forma de guiar sus vidas.
Las mujeres, en cambio, muestran decisión y capacidad de cambiar sus destinos. Las encabeza la matriarca, Um Amira, personaje principal e hilo conductor de la historia. Dueña de una fuerza y carácter que se esconde detrás de su sumisión, pero que difícilmente se doblega. A ella recurren los varones con sus problemas y es ella la que busca soluciones a las vidas de cada pariente, mientras escarba entre las imágenes que aparecen en sus sueños, su propio pasado que se le escapa como la arena del desierto.
En resumen, una novela que, además de mostrar una visión panorámica de Egipto, su historia reciente y su cultura, entretiene al lector pues no faltan los desenlaces inesperados, ni los amores contrariados, las intrigas y las pasiones.
Alejandra Gallero Urízar
Abril 2010

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