martes, abril 29, 2008

DIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO
(Enviado por el corresponsal Marcelo Sepúlveda Oses el 29 de Abril 2007)
El ser humano, desde antaño, desde cuando abandona su vida nómada y se establece en los diferentes parajes de la primera tierra, ha debido realizar una tarea, faena, labor, actividad o quehacer. Debido a nuestra dependencia de los otros, no podemos ejecutar muchas obras en solitario. El trabajo está institucionalizado, existen normativas que regulan la o las relaciones laborales entre trabajador y empleador.

Esta semana, celebraremos el Día Internacional Del Trabajo, fiesta que reconoce a todos quienes de alguna manera u otra ejecutamos un trabajo por el cual, se nos remunera y permite la convivencia económica y social de la comunidad. Pero no siempre fue así, podríamos decir que en el corto lapso del pasado siglo, con raíces en el siglo XIX, el trabajador, el que produce bienes de consumo y en definitiva el que genera el capital, ha logrado mejoras en términos de la jornada laboral y otros beneficios merecidos. Por tal razón, celebramos este primero de mayo, día feriado en la mayoría de los países de la comunidad global y de fiesta para los trabajadores del mundo.

El trabajo dignifica a la persona humana, da sentido a nuestra existencia terrenal, engrandece el espíritu y nos empuja a seguir caminando por un sendero propio y particular del ser hombre o mujer sobre la faz de esta tierra. El trabajo no distingue, desde siempre, entre géneros; pues, como ocurre en la cultura general de esta sociedad, el hombre consigue los medios económicos para la subsistencia de la familia y la mujer se encarga de sostener el hogar, criar a los hijos y educarlos. En este caso, la mujer dueña de casa es tan o más miembro activo del proceso intrincado de la vida laboral. A ella, también va nuestro saludo y reconocimiento, en este día especial, por su permanente labor diaria en el hogar sin descanso ni tregua.
Quienes disponemos de un trabajo estable, muchas veces no ponemos atención en aquel que se encuentra desocupado, cesante. Motivos encontraremos de diversa índole. Lo lamentable de tal situación es la condición adversa a la que se ve enfrentado o enfrentada una persona sin trabajo. Además, si a esta condición, le sumamos el agravante de la dependencia de otros sobre los recursos que constituyen el pago o remuneración pactada entre un trabajador y su empleador, nos daremos cuenta inmediatamente de la crisis económica que se produce en un hogar ante una crisis de esta índole..

Finalmente, vaya nuestro saludo, reconocimiento y afecto a todos quienes desarrollan un trabajo en beneficio de la empresa o dependencia en la que presten servicio, nuestro afecto para la dueña de casa y para quienes ya cumplieron su tarea; quienes se refieren a su actual condición como: “La visita a los cuarteles de invierno.”

Marcelo Sepúlveda Oses

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